Puerto Plata
Historia de Puerto Plata
Puerto Plata está localizada en el litoral norte de la isla de santo Domingo, lugar escogido por Cristóbal Colón. Colón descubre San Felipe de Puerto Plata en su primer viaje, el 12 de enero de 1493 y llamó a la montaña (actual Loma Isabel de Torres) Monte de Plata porque en su cima hay nubes que la hacen aparecer como de plata. De ella toma el nombre la ciudad Puerto de Plata. Al llegar Colón a la isla de Santo Domingo en 1492 lo primero que construye es el Fuerte de la Navidad. Destruido éste construye la primera ciudad en América llamada La Isabela el 2 de enero de 1492.
La ciudad de Puerto Plata fue fundada en el 1502 por Nicolás de Ovando en el lugar escogido por Colón. En 1508 se le otorgó el escudo de armas con un monte plateado, en cuyas puntas superiores están grabados una F y una V, y al pie de la montaña unas ondas blancas y azules. La Fortaleza de San Felipe es el único testigo de la ciudad del siglo XVI. Esta fuertaleza construida de 1564 a 1577. El convento de San Pedro Mártir que estaba en pie en el momento de la segunda fundación cae en deterioro en los momentos de la ocupación haitiana.
La iglesia de San Felipe Apóstol de 1934 de concreto armado está levantada en el mismo sitio de la primitiva y subsiguientes que fueron sucesivamente de ladrillo, de mampostería y de madera formada de hierro galvanizado. El 4 de Octubre de 1863, como consecuencia de la Guerra de Restauración contra la Anexión a España, la ciudad fue incendida, edificándose de nuevo en 1865. En esta tercera edificación esta ciudad florece de nuevo por sus constantes condiciones de puerto, que comunica toda la región del cibao con el mundo exterior. Ayuda a esta comunicación la apertura de los ferrocarriles: Sánchez-La Vega en 1887; Puerto Plata-Santiago en 1890 y Santiago-Moca en 1909 (Hay que tener en cuena que todavía no había carreteras interiores y eñ comercio había que hacerlo en vapores por la costa). En estos momento llegaron a poblar la ciudad comerciantes de diferentes partes del mundo principalmente de Alemania, Inglaterra, España y de las Antillas.
En 1974 fue escogida por sus características costeras como polo turístico mediante decreto presidencial. Como parte del programa de acondicionamiento de Puerto Plata con fines turísticos se mejoró la infraestructura del centro histórico como el acueducto, se construyó el malecón, se arreglaron calles y contenes, se restauró el Fuerte de San Felipe, y se construyó el funicular para subir a la loma Isabel de Torres. La glorieta victoriana del parque central se reconstruyó y recientemente por iniciativa del gobierno se reconstruyó la estación del tren, se restauró la Fe en el Povernir y el Puente de la Guinea.
Cultura y Sociedad
La cultura en Puerto Plata fue más que en cualquier otro lugar del país, un estilo de vida. Hubo hombres, como Eduardo Brito, que sin saber leer y escribir, eran capaces de cantar Rigoletto, y de hacerlo excepcionalmente bien; y, luego, de autoeducarse hasta llegara sorprender en las naciones más desarrolladas y cultas.
El ambiente de libertad, de circulación de personas con opiniones distintas, de trovadores, poetas, pintores, comerciantes y aventureros que fijaron allí residencia, hizo que este pueblo fuera realmente «encantado».
La riqueza guarda en sus monumentos históricos, en sus casas victorianas, en sus costumbres trasnochadoras y bohemias, en sus gestas patrióticas y en el carácter de la gente, hicieron parte del milagro en menor tiempo que en cualquier otro lugar del mundo. Ayudaron tanto como pudieron hacerlo la belleza de sus playas y las inversiones realizadas.
En Puerto Plata muchos de los munícipes más importantes no nacieron en el pueblo, como fueron los casos de José Dubeau y Mary Lithgow. Pero se quedaron allí toda la vida y en ese pueblo dejaron fijada su residencia eterna. Otros, trashumantes, como Colson y Brito, anduvieron por el mundo y regresaron a descansar para siempre en la tierra que les vio nacer para disfrutar, por toda una eternidad de sus encantos.
El Puerto Plata de las logias masónicas, de orfelos, de los clubes de Comercio, Fe en el Povernir, Club de Damas, Renovación, Unión Puertoplateña, Puerto Plata Tenis Club, ese pueblo preparó el ambiente que luego sirvió de base a la actual sociedad que ahora los ve morir abatidos por el comején y el olvido.
La sociedad local vive profundas transformaciones fruto del choque con otras culturas, y aunque ese encuentro siempre estuvo presente en la historia local y enriqueció la cultura auttócton, nunca fue tan masivo y permitía ir integrando, controlada y sabiamente, elementos llegados de otras latitudes.
El puertoplateño de hoy, que tiene la suerte de vivir en la ciudad de cultura más interesante del país, tiene el reto de recibir, como siempre lo recibimos, al mundo y conquistarlo, sin permitir que nos invada y avasalle.
Tiene la obligación de continuar enriqueciendo la cultura local, con los aportes que nos llegan, pero sin permitir que se destruya la basxe que nos define y caracteriza. Y, un día, cuando un puertoplateño esté en posición de hace4rlo, tenemos que reconstruir la ciudad por quinta vez porque ya en la década del 70 hubo una cuarta, porque la actual generación, no cuida la historia de la que es legataria, que viene siendo corroída por la polilla y el olvido.
Lugares de interés
En el centro de la ciudad se destacan las torres blancas de la iglesia de San Felipe. A pesar de ser una construcción sencilla, la iglesia tiene ese encanto provinciano típico de esta región. Cerca del parque está el Museo del Ambar, espléndida muestra de arquitectura Victoriana, que contiene algunso de los ejemplares más raros de esta piedra semipreciosa.
A poca distancia del fuerte podrá ver el Monumento Gregorio Luperón. El General Luperón fue uno de los héroes más grandes de la historia dominicana. En 1879, el general reorganizó el país, encaminándolo hacia un largo período de prosperidad.